Los blancos compitieron, tuvieron fases de dominio y una gran actitud, pero dos errores puntuales bastaron al Manchester City para asaltar el Bernabéu y dejar tocado al equipo de Xabi Alonso.
El Real Madrid volvió a quedarse a medio camino en una noche europea que prometía reconciliación, pero que terminó en otro golpe doloroso. Los blancos compitieron, corrieron, presionaron y por momentos fueron superiores al Manchester City, pero el fútbol no entiende de intenciones, sino de aciertos. Dos acciones aisladas bastaron al conjunto de Guardiola para llevarse el triunfo del Bernabéu (1-2) y profundizar la herida de un equipo que sigue buscando respuestas sin encontrarlas del todo.
El partido arrancó con un Real Madrid valiente, intenso y con las ideas claras. Desde el primer minuto, los de Xabi Alonso salieron a presionar arriba, a incomodar la salida del City y a atacar con verticalidad. La primera gran polémica llegó casi de inmediato con una caída de Vinícius en el área que fue señalada como falta en la frontal. Valverde lo intentó a balón parado, pero sin suerte. El Madrid estaba enchufado, dominando el ritmo emocional del partido y generando peligro constante al contragolpe.
En los primeros diez minutos llegaron varias ocasiones claras. Rodrygo lideró una transición veloz que terminó con un balón cruzado que se marchó rozando el palo. Poco después, otra carrera eléctrica del brasileño acabó en remate de Valverde que también se fue por centímetros. El City, mientras tanto, apostaba por posesiones largas, sin profundidad, sin conectar apenas con Haaland, totalmente aislado por la zaga blanca.
El esfuerzo del Madrid tuvo premio en el minuto 28. Carreras robó en campo propio, Bellingham condujo con inteligencia y filtró un pase perfecto para Rodrygo, que sorprendió a Donnarumma con un disparo cruzado cuando parecía que iba a centrar. El Bernabéu explotó y el equipo parecía haber encontrado por fin el camino.
Pero la alegría fue efímera. En el minuto 35, un córner mal defendido permitió a Gvardiol rematar, Courtois dejó un balón suelto y O’Reilly cazó el rechace para empatar. Y solo siete minutos después, Rüdiger cometió penalti sobre Haaland tras revisión del VAR. El noruego no falló. Dos llegadas, dos golpes letales. El Madrid había dominado pero el City había sido implacable.
Antes del descanso, Courtois evitó el desastre con una doble parada monumental a Haaland y Cherki, sosteniendo con vida a un Madrid aturdido. El pitido final del primer tiempo llegó entre protestas al árbitro y con la sensación de haber regalado el partido en dos descuidos.
La segunda parte comenzó con el mismo guión: un Madrid intenso, dominante por momentos y un City esperando su momento. Bellingham tuvo el empate nada más salir, pero su definición se marchó alta. Doku comenzó entonces su exhibición por la banda izquierda, desbordando una y otra vez y obligando a Courtois a multiplicarse.
Xabi movió el banquillo buscando más presencia ofensiva. Entraron Arda Güler, Brahim y finalmente Endrick. El Madrid fue ganando metros, empujando al City atrás, acumulando centros, córners y llegadas. Vinícius tuvo una clara de cabeza en el 77’ y Endrick estrelló un testarazo en el larguero que heló al Bernabéu.
El empuje final fue total, con el público empujando y el equipo volcado, pero el gol nunca llegó. El City resistió, supo sufrir y se llevó una victoria de oro. Segunda derrota consecutiva del Madrid, que se queda con la sensación amarga de haber hecho muchas cosas bien, pero fallar en las que marcan la diferencia.